lunes, 2 de diciembre de 2013
JORGE MANRIQUE
Coplas por muerte de su padre A la muerte del maestre de Santiago con Rodrigo Manrique, su padre Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando: cuán presto se va el placer, cómo después de acordado da dolor, cómo a nuestro parescer cualquier tiempo pasado fue mejor. Y pues vemos lo presente cómo en un punto es ido y acabado, si juzgamos sabiamente, daremos lo no venido por pasado. No se engañe nadie, no, pensando que ha de durar lo que espera más que duró lo que vio, porque todo ha de pasar por tal manera. Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir: allí van los señoríos derechos a se acabar y consumir; Allí los ricos caudales allí los otros medianos y más chicos: allegados, son iguales los que viven por sus manos y los ricos. JORGE MANRIQUE ________________________________________
lunes, 28 de octubre de 2013
MOBY DICK, plan lector, narrativa de aventuras
Durante el mes de octubre, los alumnos de sexto han estado leyendo la obra de Herman Melville, Moby Dick.
En el siguiente enlace puedes descargarte la obra completa y guardarlo en tu ordenador:
http://www.edu.mec.gub.uy/biblioteca_digital/libros/M/Melville,%20Herman%20-%20Moby%20Dick.pdf
En el siguiente enlace puedes descargarte la obra completa y guardarlo en tu ordenador:
http://www.edu.mec.gub.uy/biblioteca_digital/libros/M/Melville,%20Herman%20-%20Moby%20Dick.pdf
ROBINSON CRUSOE, plan lector, narrativa de aventuras...
El buque encalló profundamente en las arenas, de
manera que solo nos quedaba tratar de salvar la vida de cualquier manera...
Once embarcamos en un bote... Una ola gigantesca cayó sobre el bote con tal
violencia, que se dio vuelta en un instante... Nadé hacia adelante con todas
mis fuerzas... Fui el único que consiguió pisar tierra, empapado, sin ropa para
cambiarme y nada que comer y beber; sólo tenía un cuchillo, una pipa y un poco
de tabaco en una cajita... Todo lo que se me ocurrió fue treparme a un frondoso
árbol, y allí me propuse estarme la noche entera y decidir, a la mañana
siguiente, cuál sería mi muerte.
Anduve primero en busca de agua dulce. Después de beber y mascar tabaco trepé a mi árbol, tratando de hallar una posición de la cual no me cayera si el sueño me vencía. Había cortado un sólido garrote para defenderme.
Al otro día no había huellas del temporal. La marea había zafado al barco y lo había traído hacia las rocas... Poco después de mediodía el mar se puso como un espejo y la marea bajó tanto que pude acercarme a un cuarto de milla del barco (ya entonces sentía renovarse mi desesperación al comprender que si nos hubiésemos quedado a bordo estaríamos a salvo y en tierra)... Nadé hasta el barco.
Las provisiones de a bordo no habían sufrido absolutamente nada; pude satisfacer mi gran apetito, llenándome además los bolsillos de galleta. Bebí un buen trago de ron para fortalecerme ante la tarea que me esperaba... [Armó una balsa, con elementos que encontró en el barco]... Se presentaba el problema de elegir lo indispensable y al mismo tiempo preservarlo de los golpes del mar [eligió comida, herramientas, armas].
Mi próxima tarea fue la de reconocer el lugar, en busca de un sitio adecuado para instalarme y almacenar mis efectos con toda seguridad... En la isla había aves; me pregunté si su carne sería o no comestible.
Se me ocurrió que aún podría sacar muchas cosas útiles del barco, y me decidí a hacer otro viaje a bordo... Hallé 2 o 3 cajas de clavos y tornillos, un gran barreno, 1 o 2 docenas de hachuelas, y lo más precioso de todo, una piedra de afilar... Seguí yendo diariamente al barco, aprovechando la marea baja... Lo que más me alegró en aquellos viajes es que después de estar 5 o 6 veces, y cuando ya no esperaba encontrar nada que valiera la pena mover de su sitio, seguía descubriendo cosas que me servían... En la cabina del capitán hallé una caja con 36 libras esterlinas en monedas europeas, brasileñas y algunas piezas de oro y plata. Sonreí a la vista de aquel dinero. ¿Para qué me sirves?', exclamé... Pero luego lo pensé mejor y tomé el dinero.
Mis pensamientos estaban ahora consagrados a encontrar los medios de asegurarme contra los salvajes y las bestias que pudiera haber en la isla... Calculé aquello que necesitaba en forma indispensable: en primer lugar agua dulce y aire saludable; luego abrigo y seguridad; finalmente, que si Dios me enviaba algún barco por las cercanías, no perdiera yo esa oportunidad de salvarme.
En el barco encontré plumas, tinta y papel, e hice lo indecible por economizarlos; mientras duró la tinta pude llevar una crónica muy exacta, pero cuando se terminó me hallé imposibilitado de continuarla, ya que no pude hacer tinta a pesar de todo lo que probé. Esto vino a demostrarme que necesitaba muchas cosas fuera de las que había acumulado. Habiendo conseguido acostumbrar un poco mi espíritu a su actual condición y abandonando la costumbre de mirar al mar por si divisaba algún navío, me apliqué desde entonces a organizar mi vida y a hacerla lo más confortable posible... Fabriqué una mesa y una silla.
Anduve primero en busca de agua dulce. Después de beber y mascar tabaco trepé a mi árbol, tratando de hallar una posición de la cual no me cayera si el sueño me vencía. Había cortado un sólido garrote para defenderme.
Al otro día no había huellas del temporal. La marea había zafado al barco y lo había traído hacia las rocas... Poco después de mediodía el mar se puso como un espejo y la marea bajó tanto que pude acercarme a un cuarto de milla del barco (ya entonces sentía renovarse mi desesperación al comprender que si nos hubiésemos quedado a bordo estaríamos a salvo y en tierra)... Nadé hasta el barco.
Las provisiones de a bordo no habían sufrido absolutamente nada; pude satisfacer mi gran apetito, llenándome además los bolsillos de galleta. Bebí un buen trago de ron para fortalecerme ante la tarea que me esperaba... [Armó una balsa, con elementos que encontró en el barco]... Se presentaba el problema de elegir lo indispensable y al mismo tiempo preservarlo de los golpes del mar [eligió comida, herramientas, armas].
Mi próxima tarea fue la de reconocer el lugar, en busca de un sitio adecuado para instalarme y almacenar mis efectos con toda seguridad... En la isla había aves; me pregunté si su carne sería o no comestible.
Se me ocurrió que aún podría sacar muchas cosas útiles del barco, y me decidí a hacer otro viaje a bordo... Hallé 2 o 3 cajas de clavos y tornillos, un gran barreno, 1 o 2 docenas de hachuelas, y lo más precioso de todo, una piedra de afilar... Seguí yendo diariamente al barco, aprovechando la marea baja... Lo que más me alegró en aquellos viajes es que después de estar 5 o 6 veces, y cuando ya no esperaba encontrar nada que valiera la pena mover de su sitio, seguía descubriendo cosas que me servían... En la cabina del capitán hallé una caja con 36 libras esterlinas en monedas europeas, brasileñas y algunas piezas de oro y plata. Sonreí a la vista de aquel dinero. ¿Para qué me sirves?', exclamé... Pero luego lo pensé mejor y tomé el dinero.
Mis pensamientos estaban ahora consagrados a encontrar los medios de asegurarme contra los salvajes y las bestias que pudiera haber en la isla... Calculé aquello que necesitaba en forma indispensable: en primer lugar agua dulce y aire saludable; luego abrigo y seguridad; finalmente, que si Dios me enviaba algún barco por las cercanías, no perdiera yo esa oportunidad de salvarme.
En el barco encontré plumas, tinta y papel, e hice lo indecible por economizarlos; mientras duró la tinta pude llevar una crónica muy exacta, pero cuando se terminó me hallé imposibilitado de continuarla, ya que no pude hacer tinta a pesar de todo lo que probé. Esto vino a demostrarme que necesitaba muchas cosas fuera de las que había acumulado. Habiendo conseguido acostumbrar un poco mi espíritu a su actual condición y abandonando la costumbre de mirar al mar por si divisaba algún navío, me apliqué desde entonces a organizar mi vida y a hacerla lo más confortable posible... Fabriqué una mesa y una silla.
EL ELEFANTE ENCADENADO
Cuando yo
era chico me encantaban los
circos, y lo que más me
gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me
enteré, me llamaba la atención el elefante.
Durante la función, la enorme bestia hacía
despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal. Pero después de su
actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba
sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña
estaca clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo
pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la
cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar
un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la
estaca y huir.
El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene
entonces? ¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía
confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a
algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos
me explicó que el elefante no se escapa porque estaba amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia: Si está
amaestrado ¿por qué lo encadenan?
No recuerdo haber recibido ninguna
respuesta coherente.
Con el tiempo me olvidé del misterio del
elefante y la estaca. Y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que
también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años, descubrí que por suerte para mí
alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no escapa porque ha estado
atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién
nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que en aquel momento el
elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su
esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él.
Juraría que se durmió agotado y que al día
siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía...
Hasta que un día, un terrible día para su
historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.
JORGE BUCAY
1. Contesta
a las siguientes preguntas:
·
¿De qué trata el
texto?........................................................................
·
¿Qué le pasaba al
elefante?....................................................................
·
¿Por qué lo
encadenaban?......................................................................
·
¿Por qué crees que no se
escapaba?......................................................
·
¿Crees que a veces a las personas hay algo que
nos
“encadena”?............................................................................................
·
¿Qué crees que deben hacer para cambiar esa
situación?...............................................................................................
·
Analiza morfológicamente las palabras que están
subrayadas.
·
Haz el dibujo del elefante encadenado en la
casilla correspondiente.
Publicado por Jorge García (Curso 2013-2014)
Publicado por Jorge García (Curso 2013-2014)
NORMAS DE PUNTUACIÓN
EL PUNTO
Se emplea:
1. Como punto y seguido al terminar una frase con sentido completo. “Ha
llegado mi hermano de Venezuela”.
2. Como punto y aparte para cerrar la última oración de un párrafo.
…, “y esta es la conclusión a la
que hemos llegado. Por otra parte, puedo decirle…”
3. Después de las abreviaturas, con excepción de las medidas del sistema
métrico decimal: Sr.,
D., S.M., pero m, km, ml
4. Después de cada letra de una sigla, aunque la tendencia es no emplearlos:
O.N.U., U.N.E.S.C.O,
P.S.O.E, P.P.
LA COMA
Se emplea:
1.
Para separar las partes de una
enumeración o serie: Trajo periódicos, revistas y semanarios culturales
2.
Para separar el vocativo en las
frases. Juan, dame esa pelota. No te olvides,
Raquel, de lo que prometiste. No se preocupe, Sr. González
3. Para separar las frases
explicativas que se intercalen en una oración.
Daniel Arroba,
que vive en Alameda, estudió mucho. Ayer por la tarde, al filo de las cinco, me
llamó por teléfono.
4.
Cuando se produce inversión o
hipérbaton en el orden natural de las oraciones. Desayunó temprano, mi
hermano mayor.
5. Para separar oraciones con igual
función gramatical, pero que no están enlazadas por conjunción. Karolina se fue a comprar con su madre, compró una chaqueta, fue
a la cafetería y volvió a casa.
6.
Al intercalar explicaciones
(aposiciones) de nombres. Rafael Martín, el alcalde, tiene dos hijas.
7. Delante de las oraciones
subordinadas consecutivas, detrás de proposición encabezada por si y detrás de
proposición subordinada precedente de la principal.
a.
Sufrió
una conmoción tan grave,
que perdió la memoria.
b. Si tenemos poca tarea,
quedamos
mañana.
c.
Como
no me ha contestado, no pienso volver a escribirle.
8.
Cuando se omite (eliminar) un verbo, para evitar repetición.
Yo fui a la excursión; Estela, a
la playa
9.
Para
separar adverbios y locuciones, como por ejemplo, por último, sin embargo, en realidad, pues,
o sea, por consiguiente, es decir, entonces etc..
10. Delante de la conjunción Y para
separar elementos de una enumeración heterogénea o también cuando se trata de
oraciones con sujetos distintos.
Empezó a limpiar, fue a hacer las
compras, dejó sin terminar una costura, y en definitiva, todo salió mal.
La gente de mi pueblo va el domingo a
bailar, al cine o de paseo, y en el pueblo vecino acuden también a una piscina
cubierta.
; EL PUNTO Y COMA
Se emplea:
1. Para separar frases largas, relacionadas entre sí. Excepción: Cuando
van enlazadas por la conjunción “y”, entonces se emplea la coma.
Ej: En cuanto llegó al trabajo, encendió las luces y conectó el aire
acondicionado; revisó su agenda del día; comprobó, entonces, que era domingo.
2. Para separar oraciones que indican un hecho y su consecuencia; también
delante de las conjunciones adversativas aunque, pero, mas, sino.
Ej: Estudió con tenacidad durante todo el curso; sus calificaciones fueron
excelentes.
Había hecho todo lo posible para darle bienestar, alegrías y riqueza;
pero al final triunfó el egoísmo.
: LOS DOS PUNTOS
Se emplean:
1. Antes de una enumeración.
Ej: Esto es lo que compró:
azúcar, chocolate, café y vino.
2. Antes de una cita textual.
Ej: José Martí dijo: “La
patria es ara, y no pedestal”
3. Cuando una enumeración concluye por un comentario.
Ej: Sangre, sudor y
lágrimas: ese fue el precio de la libertad.
4. Después del saludo de una carta.
Ej: Querido padre:………………………………….
5. Después de proposición seguida por conclusión o causa de lo anterior.
Ej: Es cierto lo que me habías advertido: es una embustera.
6. Después de fórmulas legales en documentos oficiales:
Ej: Certifico:…………………….
Hago constar: ……………………
Resuelvo: …………………..
7. Precede a la cita de ejemplos cuando se emplean expresiones como:
Ej: por ejemplo:……………….
Verbigracia:……………………….
A saber:……………………………..
LOS PUNTOS
SUSPENSIVOS …
Se
emplean:
1. Cuando se deja incompleta la frase, ya sea
porque se pretende que el lector la complete o por ser muy conocida:
i. Ella es muy agradable, pero…
ii. Quien mal anda…
iii. Perro ladrador…
iv. De tal palo…
v. En casa de herrero…
2. Para expresar temor, duda o sorpresa:
i. Si llega a venir…¡Prepárate!
ii. No puedo aconsejarte, pero quizá…
iii. Magdalena reía, bailaba y cantaba…¡Y se echó
a llorar de repente!
3. Para sustituir al etcétera en una
enumeración:
i. Había tul, encaje, satén, terciopelo…
4. Como recurso para evitar copiar una cita
completa. Pueden emplearse al principio, al final o intercalados:
i. “…pensando con espanto en las terribles
aventuras de un cadáver, juguete del mar. La noche estaba templada (…)En el
fondo del valle se adivinaba la aldea envuelta en la bruma…” (Pío Baroja)
El Lazarillo de Tormes
La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y
adversidades es una novela española anónima, escrita en primera persona y en
estilo epistolar (como una sola y larga carta), cuya edición más antigua
data de 1554. En ella se cuenta de forma
autobiográfica la vida de un niño, Lázaro de Tormes.
Lee el texto de Lazarillo y
contesta:
- 1. ¿De dónde salieron Lázaro y el ciego? ¿Hacia dónde fueron?
- 2. ¿Qué decía el ciego de la gente de Toledo?
- 3. ¿Qué les regaló un vendimiador?
- 4. ¿Qué le propuso el ciego a Lázaro?
- 5. ¿Qué hacía el ciego? ¿Y qué hizo Lázaro después?
- 6. ¿Qué le dijo el ciego a Lázaro al final?
- 7. Haz un cómic de 5 viñetas acerca del texto.
Cuando
salimos de Salamanca, decidió venir a tierra de Toledo. Porque decía que la
gente era más rica, aunque no muy limosnera. Se acogía a este refrán: "Más
da el duro que el desnudo" [...] Acaeció que, llegando a un lugar que
llaman Almorox, al tiempo que cogían las uvas, un vendimiador le dio un
racimo dellas en limosna.
Acordó
de hacer un banquete, así por no poderlo llevar como por contentarme: que aquel
día me había dado muchos rodillazos y golpes. Sentámonos en una valladar y
dijo:
-Agora
quiero yo usar contigo de una liberalidad,y es que ambos comamos deste racimo
de uvas y que hayas de él tanta parte como yo. Partirlo hemos de esta manera:
tú picarás una vez y yo otra, con tal que me prometas no tomar cada
vez
más de una uva.
Yo
haré lo mismo hasta que lo acabemos, y de esta suerte no habrá engaño.
Hecho
así el concierto, comenzamos; mas luego al segundo lance, el traidor mudó
propósito, y comenzó a tomar de dos en dos, considerando que yo debería hacer
lo mismo. Como vi que él quebraba la postura no me contenté ir a la par con él;
más aún pasaba adelante: dos a dos y tres a tres y como podía las comía.
Acabado el racimo, sostuvo un poco el escobajo en la mano, y, meneando la
cabeza, dijo: -Lázaro: engañado me has. Juraré yo a Dios que has comido las
uvas de tres a tres.
-No
comí -dije yo-; mas, ¿por qué sospecháis eso?
Respondió
el sagacísimo ciego:
-¿Sabes
en qué veo que las comiste de tres a tres? En que comía yo dos a dos y callabas.
Jorge García, curso 13-14
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